Arsenal Subversivo

"La herencia de los movimientos revolucionarios no puede seguir constituyendo una tradición que salvaguardar ... o un programa que realizar, sino que debe convertirse en un arsenal que saquear para el uso continuo de los nuevos revolucionarios" [Willful Disobedience]

Los anarquistas expropiadores (y otros ensayos)

El libro "Los anarquistas expropiadores (y otros ensayos)", por Osvaldo Bayer (1975).
Formato: PDF comprimido en RAR.
Editado por Sombraysén Editores

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Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia


El libro "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia", por Osvaldo Bayer (1970).
Formato: PDF comprimido en RAR.
Editado por Sombraysén Editores

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Heraldo (por Guerrilla Latina CrimethInc.)

"Heraldo" es una publicación de la "Guerrilla latina CrimethInc.", parte del Colectivo de (ex) trabajadores CrimethInc.
(www.crimethinc.com/espanol/)

Contenido:
Hay un mundo oculto dentro de este · Aceptalo, tu política es mas aburrida que la mierda · El contenido de tu vida diaria · Adulterio (y otras medias revoluciones) · Alienación · Por qué amo liberar productos · Cómo obtener lo que deseas · Hay una diferencia entre vida y supervivencia · Vivo en la tierra de lxs muertxs · Bienvenido a nuestro anuncio · Eres el blanco perfecto · Depende de nosotros · Has mejorado mucho, cariño mío · Omnipresencia · La televisión apesta

HERALDO

Gratis.
Tu ticket a un mundo sin cargo alguno.

Entrando a un Nuevo Siglo.
Llegando a Nuevas Tierras.
Transmitiéndose en Nuevas Lenguas.


Heraldo: m. 1. Cualquier cosa que anuncia con su presencia la llegada de otra.
|| 2. Persona enviada con antelación para comunicar mensajes de importancia, para anunciar las declaraciones de guerra o para hacer los preparativos de fiestas o banquetes.

Heraldo se imprime en varias lenguas y se distribuye por todo el mundo gratuitamente. El dinero para este proyecto es conseguido de varias formas.

Te instamos a que reedites, traduzcas y adaptes estos textos: con o sin citar la fuente, total o parcialmente, en cualquier formato y a través de cualquier medio.

Más material de lectura se encuentra disponible, sin cargo alguno y en una variedad de idiomas, a través de:

Colectivo de (Ex-) Trabajadores CrimethInc.
www.crimethinc.com

CrimethInc. - Cuartel General
2695 Rangewood Dr.
Atlanta GA 30345
Estados Unidos - USA

CrimethInc. - Célula del Lejano Este
PO Box 1963
Olympia WA 98507-1963
Estados Unidos - USA

CrimethInc. es un colectivo internacional de "ex trabajadores", de mujeres y hombres que ya no desean ser meros trabajadores. ¿Tú, lo deseas?

Guerrilla Latina CrimethInc. son células secretas, descentralizadas y autónomas, probablemente presentes en cualquier lugar donde se hable, escriba u oiga español. Todo lo que se pueda afirmar acerca de ellas, no se puede comprobar o no es cierto.



CONTENIDO

Hay un mundo oculto dentro de este
Acéptalo, tu política es mas aburrida que la mierda
El contenido de tu vida diaria
Adulterio (y otras medias revoluciones)
Alienación
Por qué amo liberar productos
Cómo obtener lo que deseas
Hay una diferencia entre vida y supervivencia
Vivo en la tierra de lxs muertxs
Bienvenido a nuestro anuncio
Eres el blanco perfecto
Depende de nosotros
Has mejorado mucho, cariño mío
Omnipresencia
La televisión apesta


HAY UN MUNDO OCULTO DENTRO DE ESTE

Las vidas que llevamos, y las vidas que nos gustaría llevar

Este mundo, el supuesto "mundo real", es sólo una fachada. Empuja la persiana y verás las bibliotecas llenas de novelas de huidas, las autopistas repletas de fugitivos y simpatizantes, todas las recepcionistas y madres sensatas están tirando de la correa por una oportunidad de mostrar cuán vivas aún están... y todas esas habladurías de responsabilidad y de ser prácticos, son sólo amenazas y engaños para impedirnos estirar nuestras manos y encontrar que el cielo se encuentra a nuestro alcance, ante nosotros.

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También ocurre que, si recorres las compactas paredes de aquella ciudad, cuando menos lo esperas, ves una grieta abierta y una ciudad diferente aparece. Luego, un instante más tarde, se ha esfumado. Quizá todo esté en saber qué palabras decir, qué acciones llevar a cabo, y en qué orden y ritmo; o quizás, la mirada, la respuesta, el gesto de alguien sea suficiente; sea suficiente para alguien, para hacer algo por el puro placer de hacerlo, y para que su placer se convierta en el placer de otros: en ese momento, todos los espacios cambian, todas las alturas, todas las distancias; la ciudad se transfigura, se vuelve cristalina, transparente como las alas de una pequeña libélula. Todo debe suceder como si fuera por casualidad, sin atribuirle demasiada importancia, sin recalcar que estás llevando a cabo una operación decisiva, y obviamente recordando que en cualquier momento la vieja ciudad regresará y sellará su techo de hormigón, neón y smog por sobre nuestras cabezas.

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Hay un mundo secreto oculto dentro de este.

Puedes saborearlo en el choque y el ruido de un primer e inesperado beso, o en la sangre en tu boca ese instante después de un accidente, cuando te das cuenta de que todavía estás vivo. Sopla en el viento que sientes en las azoteas de una verdadera noche imprudente de aventuras. Lo oyes en la magia de tus canciones favoritas, cuando te elevan y te transportan en formas que ninguna ciencia o psicología ha podido explicar jamás. Podría ser que hayas visto evidencia de esto, rayado en las paredes de los baños, en un código sin clave; o hayas podido hacer una pálida reflexión de ello en las películas que crean para mantenernos entretenidos. Está entre las palabras, cuando hablamos de nuestros deseos y aspiraciones, aún acechando -en alguna parte- por debajo de las limitaciones de ser "realista" y "práctico".

Cuando poetas y radicales se quedan despiertos hasta el amanecer, rompiéndose la cabeza por la perfecta secuencia de palabras o acciones, para llenar corazones (o ciudades) con fuego, ellos están intentando encontrar una entrada oculta a él. Cuando tarde en la noche, los niños escapan por sus ventanas para ir por ahí; o cuando luchadores por la libertad buscan un punto débil en la coraza del gobierno, ellos están tratando de entrar a escondidas en él; pues son ellos quienes saben mejor que nosotros dónde se ocultan las puertas. Cuando adolescentes destruyen un cartel publicitario para provocar persecuciones -que duren toda la noche- con la policía, o anarquistas interrumpen una manifestación pacífica para destrozar las ventanas de una sucursal de una gran cadena de negocios; ellos están tratando de tomar por asalto sus puertas.

Cuando estás haciendo el amor y descubres una nueva sensación o región del cuerpo de tu amante, y los dos se sienten como exploradores descubriendo una nueva parte del mundo, como si hubieran descubierto un oasis en el desierto o la costa de un continente desconocido, como si fueran los primeros en llegar al polo norte o a la luna, ustedes están trazando sus fronteras.

No es un lugar más seguro que éste; al contrario, es la sensación de peligro allí presente, que nos trae de vuelta a la vida: la sensación de que por una vez, por un momento que parece eclipsar el pasado y el futuro, hay algo real en juego.

Tal vez te tropezaste con esto, una vez, por accidente y quedaste asombrado por lo que encontraste. El viejo mundo se hizo trizas detrás de ti, y ningún doctor, físico o metafísico, pudo volver a armarlo de nuevo. Todo lo anterior se convirtió en trivial, en irrelevante, en ridículo, así como de repente los horizontes parecían acercarse a tu alrededor, y caminos mucho mejores de los que pudiste imaginar se aparecieron. Y quizás juraste que nunca regresarías, que vivirías el resto de tu vida electrizado por esa urgencia, en la excitación del descubrimiento y la transformación; pero regresaste.

El sentido común impone que este nuevo mundo sólo puede ser experimentado temporalmente, que sólo es el shock de la transición, y nada más; pero los mitos que compartimos alrededor de nuestras fogatas narran una historia diferente: oímos acerca de mujeres y hombres que permanecieron allí por semanas, años, que nunca regresaron, que vivieron y murieron -allí- como héroes. Nosotros sabemos, porque lo sentimos en ese ancestral rincón de nuestros corazones que alberga el recuerdo de libertad desde épocas remotas, que este mundo secreto se encuentra cerca, esperando por nosotros. Puedes verlo en el resplandor de nuestros ojos, en el desenfreno de nuestras danzas y nuestras aventuras amorosas, en la protesta o fiesta que se escapa de las manos.

Tú no eres la única persona tratando de encontrarlo. Estamos aquí afuera, también... algunos de nosotros incluso estamos esperando por ti. Y deberías saber que cualquier cosa que alguna vez hayas hecho, o considerado hacer para llegar allí no es disparatada, sino hermosa, noble, necesaria.

La Revolución, es simplemente la idea de que podamos entrar a ese mundo secreto y nunca regresar; o mejor, que podamos hacer arder éste en llamas, para revelar por completo el que se esconde debajo.

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Tú me llevaste a aquella vieja casa de tabacos y me enseñaste como escalar hasta la cima de su techo...
Nos sentamos juntos y mientras la lluvia nos empapaba, me contaste historias de Arthur Rimbaud e Isabelle Eberhardt, de como ellos persiguieron el deseo hasta donde era imposible llegar y grabaron sus historias allí en el cielo.
Y luego los cerdos aparecieron y tuvimos que correr, riendo y gritando como locos, a través de los callejones y jardines. Y la ciudad nos recibió, resguardándonos, en una oscuridad empapada en adrenalina, de las luces de sus autos y los juicios de su mundo... porque realmente es nuestra ciudad, ahora.

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Si nunca te has enamorado enloquecidamente de los gestos y silencios de un extraño...
Si nunca has soñado desesperadamente en medio de una junta directiva o una clase de matemáticas...
Si nunca has sido arrebatado por emociones extremas mientras a tu alrededor todos permanecían inmóviles e inconscientes...
Si nunca has sospechado que la vida se encontraba en otra parte, que algo más estaba ocurriendo, como bella música sonando justo fuera del alcance de tus oídos, en algún lugar más allá del distrito comercial y las afueras, lejos de las autopistas, sobre los campos y océanos...
Si no queda una parte insatisfecha de ti, por los más populares programas televisivos, la nueva tecnología de Internet, y la selección de cinco mil películas en el videoclub,...
entonces tal vez esto no sea para ti.
Pero si escondes un ser secreto dentro de ti,
sigue leyendo.


ACÉPTALO, TU POLÍTICA ES MÁS ABURRIDA QUE LA MIERDA

por Nadia C.

Acéptalo, tu política es más aburrida que la mierda.

Sabes que es verdad. Si no fuera así, ¿por qué todo el mundo se esconde cuando pronuncias ésta palabra? ¿Por qué la concurrencia a tus reuniones grupales de discusión sobre teoría anarco-comunista ha sufrido una caída peor que cualquiera experimentada anteriormente? ¿Por qué el proletariado oprimido no ha entrado en razón y se ha unido a ti en tu lucha por la liberación del mundo?

Quizá, luego años de lucha para educarlos acerca de su papel de víctimas, has llegado a culparlos por su condición. Les debe gustar ser pisoteados por los agudos tacones del capitalismo; y si no fuera así, ¿por qué no se han unido a ti: encadenándose a lugares, coreando consignas en protestas cuidadosamente planeadas y organizadas, y frecuentando centros anarquistas? ¿Por qué todavía no se han sentado a aprender toda la terminología necesaria para una auténtica comprensión de las complejidades de la teoría económica marxista?

Lo cierto es que, para ellos, tu política es aburrida porque les resulta realmente irrelevante. Ellos saben que tus anticuados estilos de protesta -tus marchas, pancartas y reuniones- son actualmente incapaces de efectuar un cambio real, ya que se han convertido en algo demasiado predecible dentro del statu quo. Ellos saben que tu jerga post-marxista es repulsiva, ya que es realmente un lenguaje de mera discusión académica, y no un arma capaz de debilitar a los sistemas de control. Ellos saben que tus disputas internas, tus grupos disidentes y tus peleas interminables acerca de teorías efímeras, no pueden producir ningún cambio real en el mundo en el que viven día a día. Ellos saben que no importa quién mande, qué leyes haya en los libros, o bajo qué "ismos" los intelectuales se alineen; el contenido de sus vidas seguirá siendo el mismo. Ellos saben tanto como nosotros, que nuestro aburrimiento es la prueba de que esta "política" no es el camino a ningún cambio real. ¡Nuestras vidas ya son lo suficientemente aburridas!

Y tú también lo sabes. ¿Para cuántos de ustedes la política es una responsabilidad? Algo a lo que se comprometen, porque sienten que deberían hacerlo, cuando en lo más profundo de sus corazones hay millones de otras cosas que preferirían estar haciendo. ¿Tu trabajo como voluntario, es el favorito de tus pasatiempos? ¿Lo haces sin ningún sentido de obligación? ¿Por qué piensas que es tan difícil motivar a los demás a realizar tareas voluntarias como las que realizas? ¿Podría ser que fuese simplemente el fruto de tu cargo de conciencia, lo que te lleva a cumplir con tus "deberes" para ser políticamente activo? Tal vez, le agregas emoción a tu "trabajo" intentando (conscientemente o no) tener problemas con las autoridades, intentando ser arrestado: no porque vaya a servir de algo a tu causa, sino para hacer las cosas más excitantes, para reconquistar un poco el romance de las épocas de revueltas pasadas. ¿Has sentido alguna vez que estabas participando en un ritual, en una larga y establecida tradición de protestas que realmente sólo sirven para fortalecer la posición establecida? ¿Has anhelado alguna vez, en secreto, escapar del estancamiento y aburrimiento de tus "responsabilidades" políticas?

No es de extrañar que nadie se haya unido a tus esfuerzos políticos. Quizá te digas a ti mismo que es duro, que no es reconocido, pero que alguien debe hacerlo. Entonces, la respuesta es NO.

Tú, en realidad, nos perjudicas gravemente a todos con tu pesada y tediosa política. Aunque, de hecho, no hay nada más importante que la política. NO hablo de la política de la ley y la democracia representativa, en la que es elegido un legislador para firmar los mismos decretos y perpetuar el mismo sistema. Ni la política del "Comencé a militar en la izquierda radical porque me encanta discutir acerca de detalles triviales y escribir retóricamente acerca de una inalcanzable utopía" anarquista. Ni tampoco la política de cualquier líder o ideología que exige que te sacrifiques por "la causa". Sino la política de nuestra vida cotidiana.

Cuando separas la política de las experiencias inmediatas y cotidianas de hombres y mujeres, ésta pasa a ser completamente irrelevante. Se convierte en el dominio privado de ricos y cómodos intelectuales, que pueden darse el lujo de complicarse sus vidas con tan monótonas y teóricas cuestiones. Cuando te involucras en política por un sentimiento de obligación y haces de la acción política una pesada responsabilidad, en lugar de un excitante juego, que valga la pena por sí mismo, ahuyentas a gente cuyas vidas ya son lo suficientemente pesadas como para añadir más tedio. Cuando conviertes a la política en una cosa sin vida, triste, una responsabilidad espantosa, se convierte simplemente en otra carga para la gente y no un medio para quitarles un peso de encima. Por consiguiente, le arruinas la idea de política a la gente para la cual debería ser lo más importante; puesto que todo el mundo tiene interés en tomar el control de sus vidas, en preguntarse a sí mismos qué es lo que no desean para ellas y cómo conseguirlo. Muestras la política como algo patético, un juego de clase media/bohemio sin sentido, que se refiere solo a sí mismo; un juego sin relevancia para las vidas reales que viven día tras día.

¿Qué debería ser lo político? Que disfrutemos lo que hagamos para conseguir techo y comida, si sentimos que nuestras interacciones cotidianas con nuestros amigos, vecinos y compañeros son gratificantes; que tengamos la oportunidad de vivir cada día como deseamos hacerlo. Y la "política" no debería consistir meramente en discutir estas cuestiones, sino en actuar directamente para mejorar nuestras vidas en el presente inmediato. Actuar de un modo que es de por sí entretenido, excitante, placentero: es político; ya que cuando la acción política es tediosa, agotadora y opresiva, sólo puede perpetuar tedio, fatiga y opresión en nuestras vidas. No debería desperdiciarse más tiempo debatiendo sobre cuestiones irrelevantes cuando debemos ir otra vez a trabajar al día siguiente. No más protestas-rituales predecibles que las autoridades saben demasiado bien como manejar; ni tampoco más protestas-rituales aburridas que no le parecerán a posibles voluntarios como la manera más emocionante de pasar un sábado por la tarde; claramente, éstas no nos llevarán a ninguna parte. Basta de "sacrificios por la causa". ¡Porque para nosotros, la felicidad -en nuestras propias vidas y las de nuestros compañeros- debe ser nuestra verdadera causa!

Después que hagamos de la política algo relevante y excitante, el resto le seguirá sólo. Pero de una monótona, meramente teórica y/o ritualizada política, nada valioso puede surgir. Esto no quiere decir que no debamos mostrar interés por el bienestar de los seres humanos, de los animales, o de los ecosistemas que no están directamente en contacto con nosotros en nuestra existencia diaria. Pero la base de nuestra política debe ser concreta: ésta debe ser inmediata, debe ser obvia para todo el mundo -para que sea merecedora de esfuerzo-, debe ser divertida por sí misma. ¿Cómo vamos a poder hacer cosas positivas por otros, si nosotros mismos no disfrutamos nuestras propias vidas?

Para ser más claros: si te pasas una tarde recogiendo comida de tiendas que de lo contrario hubiese ido a parar a un basural y la sirves a gente con hambre y a gente que está cansada de tener que pagar por comida: ésa es una buena acción política, pero sólo si la disfrutas. Mientras lo haces con tus amigos, si conoces a nuevos amigos, si te enamoras o intercambias historias divertidas; o simplemente si te sientes orgulloso de haber ayudado a una mujer a aliviar sus necesidades económicas: ésa es una buena acción política. Pero si te pasas la tarde redactando una furiosa carta a un obscuro periódico izquierdista, objetando el uso que un columnista le dio al término "anarco-sindicalista", eso no va a lograr un carajo -y lo sabes-.

Tal vez sea hora de una nueva palabra para "política", ya que ustedes han convertido la antigua en una mala palabra. Por lo que cuando hablamos de actuar juntos para mejorar nuestras vidas, nadie debería posponerlo. Y es entonces que les presentamos nuestras exigencias, las cuales no son negociables y deben ser cumplidas cuanto antes; porque no vamos a vivir para siempre, ¿o sí?

1. Hagamos de la política algo nuevamente relevante en la experiencia de nuestra vida diaria. Mientras más lejos se encuentre el fin de nuestra preocupación política, menos significará para nosotros, menos real y apremiante nos parecerá, y más aburrida será.

2. Toda actividad política debe ser placentera y excitante de por sí.

3. Para lograr cumplir estos dos primeros pasos, deben ser creados métodos y procedimientos completamente nuevos. Los viejos son anticuados, están pasados de moda. Tal vez NUNCA fueron buenos del todo, y es por eso que el mundo está como está.

4. ¡Disfruten de ustedes mismos! ¡No existe excusa alguna para estar aburridos... o aburrir!

¡Únete a nosotros en hacer de la "revolución" un juego; un juego en el que todos lo arriesguemos todo, pero no obstante, un juego deleitante y sin preocupaciones!


SOBRE EL CONTENIDO DE TU VIDA DIARIA

Piensa acerca de las experiencias corporales directas de tu vida. Nadie puede mentirte acerca de ello.

¿Cuántas horas al día pasas frente a la pantalla del televisor?, ¿frente a la pantalla del computador?, ¿detrás del parabrisas de tu automóvil?, ¿cuánta horas al día si sumas las tres?

¿De qué te estás protegiendo?

¿Cuánto de tu vida te llega por medio una pantalla, a través de terceros? (¿Mirar hacer las cosas, es tan emocionante como hacerlas tú misma? ¿Tienes suficiente tiempo para hacer todo lo que quieres? ¿Tienes la suficiente energía para ello?)

¿Y cuántas horas duermes al día? ¿Cómo te afecta el tiempo estandarizado, diseñado únicamente para sincronizar tus movimientos con los de millones de personas? ¿Cuánto tiempo pasas sin saber qué hora es? ¿Quién o qué controla tus horas y tus minutos?

Esas horas y esos minutos que, sumados, forman tu vida.

¿Puedes ponerle precio a un hermoso día, en el que los pájaros cantan y la gente pasea junta? ¿Cuánto dinero necesitas que te paguen para que permanezcas encerrado y vendas cosas o archives papeles? ¿Qué puedes llegar a obtener luego, que recompense este día de tu vida?

¿Cómo te afecta el estar entre el tumulto, rodeada por masas anónimas? ¿Te encuentras a ti misma limitando tus reacciones emocionales hacia otros seres humanos?

¿Y quién prepara tus comidas? ¿Comes sola a veces? ¿Son muchas las veces que comes parada? ¿Cuánto sabes acerca de lo que comes y de dónde proviene? ¿Cuánto te fías de ello? ¿De qué nos estamos privando al utilizar aparatos que nos ahorran trabajo? ¿y por los aparatos que nos ahorran pensar? ¿Cómo te afectan los requisitos de eficiencia que atribuyen mayor valor al producto antes que al proceso, al futuro antes que al presente, (ese momento presente que es cada vez más corto, a medida que nos aceleramos más y más hacia el futuro)? ¿Hacia qué nos estamos acelerando?

¿Estamos ahorrando tiempo? ¿Ahorrándolo para qué?

¿Cómo te afecta ser dirigida a través de caminos prescritos, en ascensores, autobuses, metros, escaleras mecánicas, autopistas y aceras? ¿Cómo te afecta el moverte, el trabajar, y el vivir en dos -y tres- dimensiones? ¿Cómo te afecta el estar organizada, inmovilizada, y programada; en vez de errante, vagando libre y espontáneamente?, ¿reciclando "basura"?, ¿liberando productos de las tiendas?

¿Cuánta libertad de movimiento posees: libertad de moverte a través del espacio, de moverte tan lejos como quieras, en nuevas e inexploradas direcciones?

¿Y cómo te afecta esperar?: esperar en filas, en medio del tráfico, esperar para comer, esperar al autobús, esperar para ir al baño; constantemente aprendiendo a castigar e ignorar tus necesidades espontáneas.

¿Y cómo te afecta el postergar tus deseos? ¿La represión sexual? ¿El aplazamiento o la negación del placer, comenzando en la niñez, junto con la supresión de todo lo espontáneo que hay dentro de ti: todo lo que evidencia tu naturaleza salvaje, tu pertenencia al reino animal?

¿Es peligroso el placer? ¿Podría ser placentero el peligro?

¿Necesitas a veces ver el cielo? (¿Aún puedes ver muchas estrellas en él?) ¿Necesitas a veces ver agua, hojas, plantas, animales? ¿Brillando, resplandeciendo, moviéndose?

¿Es por ello que tienes una mascota, un acuario y plantas de interior? ¿O son la televisión y el video, tu brillo, tu resplandor, tu movimiento?

¿Cuánto de tu vida te llega por medio de una pantalla, a través de terceros?

¿Te fascinan los videos de tú y tus amigos, como si fueras de algún modo más real en imágenes de lo que eres en vida?

¿Si hiciesen una película de tu vida, valdría la pena mirarla? ¿Y cómo te sientes en situaciones de pasividad forzosa? ¿Cómo te afecta el incesante asalto de comunicación simbólica -sonora, visual, impresa, en carteles, videos, computadores, radio, voces robóticas- al ir vagando por un bosque de letreros? ¿Qué es lo que te están imponiendo?

¿Necesitas a veces soledad, tranquilidad, reflexión? ¿Lo recuerdas? ¿Pensar por ti misma, antes que por mera reacción a estímulos? ¿Te resulta difícil no mirar?

¿Es dejar de mirar justamente lo que no está permitido?

¿Adónde puedes ir y encontrar silencio y soledad? No silencio artificial, sino silencio puro. No aislamiento, sino una tierna soledad. ¿Cuántas veces te has detenido a hacerte preguntas como éstas?
¿Te encuentras cometiendo actos de violencia simbólica?
¿Te encuentras a veces sola, de tal manera que ni siquiera las palabras lo pueden expresar?

¿Te sientes a veces a punto de perder el control?


ADULTERIO
(y otras medias revoluciones)

Un espectro está atormentando a la civilización occidental: el espectro del Adulterio.

Si el sistema de relaciones de dos partes, es la cima del éxito alcanzado de cien mil años de amor entre seres humanos, ¿por qué es tan común el adulterio, que es prácticamente considerado como material gráfico de recurso en el humor burgués de salón... y empleo para un ejército entero de abogados matrimoniales?
Si todo lo que cada uno de nosotros realmente desea es "un amor verdadero", ¿por qué no podemos mantener al resto del mundo fuera del alcance de nuestras manos? Si realmente quieres saberlo, deberías ir directo a la fuente y preguntarle a la adúltera misma, o tal vez no tengas que ir tan lejos: quizá tú misma hayas tenido tendencias o affaires adúlteros, como las estadísticas lo indican.

"Los Buenos Matrimonios Llevan Trabajo"

Crecer en un ambiente dominado por la economía capitalista, nos enseña ciertas lecciones psicológicas que resultan difíciles de olvidar: Cualquier cosa de valor sólo está disponible en dosis limitadas. Exige lo que es tuyo, antes de que te dejen sola y sin nada. Aprendemos a medir compromiso y afecto, en términos de cuánto es que los otros están dispuestos a sacrificar por nosotros, sin poder imaginar que el amor y el placer pueden ser cosas que se multiplican cuando son compartidas. En una relación saludable, al contrario, amigos y amantes se permiten mutuamente poder hacer, vivir y sentir más. Si sientes, en tus entrañas (si no es en tu cabeza), que monogamia significa renunciar a algo (tu "libertad", como se dice), entonces, los modelos de explotación han penetrado incluso hasta en tu vida romántica. Semejante balance del tipo costo-beneficio, simplemente no se calcula.
Todos sabemos que Los Buenos Matrimonios Llevan Trabajo. Ahí está —de nuevo— el trabajo: el pilar fundamental de nuestra cultura de alienación. Trabajo asalariado, trabajo de pareja; ¿has alguna vez dejado de trabajar? ¿Aceptas limitaciones sofocantes a cambio de afecto y apoyo, de la misma manera que intercambias tiempo por dinero en tu trabajo? Cuando tienes que trabajar en la monogamia, estás de vuelta en el sistema de intercambio: la economía de tu intimidad está regida del mismo modo que sucede con la economía capitalista, por escasez, amenazas y prohibiciones programadas, y protegida ideológicamente por garantías de que no existen alternativas viables. Cuando las relaciones se convierten en trabajo, cuando el deseo está organizado contractualmente, donde las cuentas son mantenidas y la fidelidad es sustraída —como la mano de obra a los empleados—, con el matrimonio como una fábrica doméstica vigilada por medio de una rígida disciplina de personal, diseñada para mantener a las esposas y a los maridos encadenados a la maquinaria de la reproducción responsable; entonces, no debería sorprender que algunos individuos no puedan evitar rebelarse.
El adulterio, completamente opuesto al Buen Matrimonio, llega de manera natural, sin siquiera haber sido invitado. De pronto, te sientes transformada: despertada de ese cementerio de la pasión —ya muerta— que ha sido tu relación, para sentir de nuevo esa excitación. No deberías estar sintiendo nada de esto, ¡maldita sea!, y aún así es la primera vez que has sido exaltada por una felicidad pura y no forzada, en quién sabe cuánto tiempo. Oh, el dulce optimismo de algo nuevo, algo que todavía no es predecible... es como si la sorpresa, el riesgo, el gozo, la satisfacción, fueran de nuevo posibilidades genuinamente imaginables. ¿Quiénes, si pudieran sentir lo que estás sintiendo ahora mismo, podrían exigirte que te resistieras a ello?

Momentos Robados...

La adúltera recibe un curso intensivo de cuán ocupados están el tiempo y el espacio donde ella vive. Inmediatamente queda en claro de cuán poco tiempo ella dispone: tiempo cuando no está bajo observación. Resulta ser que su jornada laboral no termina cuando deja el lugar de trabajo, ya que ésta se extiende en ambas direcciones: antes y después de la misma, consumiendo prácticamente su vida por completo. La dominación del espacio, también es puesta al descubierto: ¿Cuántos lugares hay para que pueda pasar el tiempo con su nuevo amante; lugares que no necesite alquilar con dinero, con explicaciones respetables, y con la imagen de la responsabilidad social? ¿En qué pocos momentos no se encuentra sujeta a directrices impuestas por fuerzas externas: directrices que simplemente no tengan que ver con nada más que con sus necesidades emocionales y físicas?
La adúltera se convierte en una experta en el robo de pequeñeces, robando momentos de su vida —uno por uno— de sus "legítimos dueños": su esposo, su jefe, su familia, y sus obligaciones sociales. Al igual que el vándalo, ella lucha por la pertenencia de su mundo, de la única manera que conoce: a través de pequeños y grandes actos simbólicos de sedición diaria, con los que ella —cuidadosamente— construye un mundo aparte infinitamente frágil. Allí ella se esconde (en espíritu cuando no puede en persona), esperando no ser descubierta y tener que rendir cuentas por haberse convertido en lo que se convirtió: una traidora ante la entera civilización que la crió.

"La Honestidad es el Mejor Principio"

La sociedad, personificada por su desafortunado esposo, le exige a la adúltera ser honesta y franca con todo; cuando en realidad simplemente la condenará por esto. Intenta asegurar su acatamiento a través de interrogaciones de rutina ("¿quién era ése en el teléfono, querida?"), vigilancia ("¿crees que no me di cuenta de cuanto tiempo pasaste hablando con él?"), búsqueda y ataque ("¿y qué demonios debo suponer que es esto?"), y tácticas más serias de intimidación: la expulsión total del único hogar y comunidad que probablemente ella conozca. La adúltera, a quien le gustaría poder decir la verdad, es forzada a utilizar el Cociente Miseria para calcular si puede permitirse a sí misma decirla o no: divide tu infelicidad actual por las nocivas consecuencias de enfrentarte a ésta, multiplícala por tu temor a lo desconocido, y luego piénsalo dos veces acerca de si realmente es necesario actuar después de todo. Ésta es la misma fórmula utilizada por trabajadores inmigrantes explotados y chicos encerrados en los infiernos de las escuelas privadas; por mujeres maltratadas y secretarias acosadas sexualmente.
Lo que aquí le está faltando a nuestra sociedad, es la sabiduría de comprender que decir la verdad no sólo es responsabilidad de quien la dice. Si realmente quieres saber la verdad, debes hacérselo fácil a las personas para que te la digan: debes ser verdaderamente comprensivo y estar listo para lo que pueda llegar a ser, y no sólo exigir respuestas a tus "justas" preguntas o jugar al policía bueno / policía malo ("sólo dímelo, te prometo que lo entenderé... ¡¿hiciste QUÉ?!"). Lo único a lo que eso puede conducir, es a una acción evasiva, o en el mejor de los casos a que la víctima de tu interrogatorio encuentre formas de mentirse a sí misma, como así también a ti. Ni nuestra sociedad, ni —consecuentemente— sus cornudos y cornudas, están listos para la revelación de la verdad que la adúltera tiene para ofrecer, y que solamente se encuentra segura en los protectores oídos de su ilícito amante.

"Las Personas Resultarán Lastimadas"

Inevitablemente a pesar de las mejores intenciones y los más secretos planes de la adúltera, las personas resultarán lastimadas. Pero más importante que eso, es saber que la gente ya estuvo lastimando, sólo que de un modo invisible, en el impuesto silencio doméstico de la "familia feliz", o de lo contrario medidas tan drásticas no hubieran sido necesarias en un principio, para hacer que corazones muertos volvieran a latir. ¿Sería mejor que las rutinas y las ilusiones del matrimonio continúen sin ser jamás perturbadas, y de este modo el tedio de todos pueda continuar rumbo al amargo final? ¿Podría llegar a ser preferible para la insospechada pareja seguir midiendo su valor como amante y como cónyuge, de acuerdo a los valores de fidelidad que terminan por reprimirte, valores que ya han sido violados, no en los papeles, pero sí en su esencia? Por supuesto que en lugar de engañar, podrías haber ido a un consejero matrimonial, haber sido "honesta" con tu cónyuge en lugar de contigo misma, y alejarte de los nuevos horizontes que viste comenzar a nacer en los ojos de tu posible amante; intentando en lugar de ello alcanzar una aceptable imitación-sustituto de felicidad con tu legalmente reconocida pareja, o podrías haber recurrido a automedicarte a una adormecida sumisión con televisión o Prozac, si ello fallase...
Para ir directo al grano: ¿Realmente, está siempre mal tener el simple deseo de no estar emocionalmente muerto? ¿Qué vastas cantidades de confianza en ti misma, y de derecho, se necesitarían para que los modernos hombres o mujeres casadas se arriesgaran a sentirse vivos, desprovistos de las armas gemelas de la autojustificación y la autorecriminación? La adúltera descubre que se encuentra atrapada en la vida que ha adoptado, bajo el aliento y las amenazas del modelo romántico establecido, y a pesar de sus mejores intentos de controlarse, ha comenzado a tramar un escape. Si se pusiera a reflexionar de manera lúcida sobre su situación, su ser secreto se podría rebelar y comenzar a preguntarse a si mismo acerca de las cuestiones verdaderamente importantes: ¿Qué clase de vida realmente aspira a vivir? ¿Cuánta libertad y satisfacción merece sentir? ¿Cómo es que llega a ocurrir que ella lastima a otros, simplemente para alcanzar lo que necesita para sí misma?
El hecho es que la gente siempre resulta lastimada cada vez que alguien disputa el orden arraigado desde hace tiempo, incluso gente "inocente", y a veces no son los mismos inocentes que estuvieron sufriendo a manos del antiguo régimen. Por eso es que cualquier cosa, excepto la completa sumisión al statu quo, es considerada de mala educación. Pero una vez que las ganas de amotinarse llegan, la alternativa a ello resulta impensable (ten en cuenta cuanto piensan aquellos que deciden hacerlo)... y es así que de este modo la adúltera se lo permite, a menudo contra su voluntad —pero sin poder resistirse—, sin poder hacer cosas que lastimen a otros —pero necesaria y definitivamente tiene que hacerlo—. Si estuviera preparada para fuertemente abrazar y proclamar con orgullo sus ilegales deseos (en vez de a la larga rechazarlos, en un ataque de revisionismo lleno de disculpas: "¡No sabía lo que estaba haciendo!"), y hacerse responsable del dolor que más tarde causaría; finalmente, ella tomaría una posición de la cual podría dejar el círculo de dolor que es la economía de escasez del amor. Pero ella carece del coraje y el análisis para este acto definitivo, y es por eso que aún sigue siendo una mera adúltera, una que hace media revolución; y la peor mitad de ésta.

"¿Qué Hay de los Niños?"

"¿Qué hay de los niños?" exigen los guardianes de la burguesía cuando oyen acerca de otro matrimonio puesto en peligro por una aventura amorosa —aterrorizados de que ellos sean los próximos de la lista—. Bueno, ¿y que hay de ellos? ¿Crees que puedes proteger a las nuevas generaciones de la trágica tensión que existe entre la complejidad del deseo, y la simplicidad de las prohibiciones sociales, simplemente con respetar tus propias órdenes? Si sofocas tus propias aspiraciones de felicidad, reemplazándolas en su lugar por esperanzas a generaciones venideras, terminarás sofocando a tus niños, como así también a ti mismo. Tus niños se beneficiarán, creciendo en un mundo en donde la gente se atreva a ser honesta acerca de lo que quiere, sin importarles las consecuencias. ¿Preferirías que aprendan a aplastar sus propios deseos y reducirlos a chatos recuerdos de vergüenza y remordimiento, como tú lo haces?
Y es interesante destacar que la monogamia de la familia nuclear, la cual estos autoproclamados jueces protegerán ante el asalto implícito que supone el adulterio, es la misma que sustituyó a las más amplias, fluidas y extendidas estructuras familiares del pasado. En opinión de muchos, los niños eran mejor cuidados y sus padres disfrutaban de una mayor libertad. ¿Podría ser que el adulterio sea una ciega y desesperada acción de último recurso, desde entre las rejas de las relaciones contractuales y que reivindique la extendida comunidad que una vez fuimos; o al menos actúe como escalón hacia una forma de ella?

El Adulterio es la Fiel Oposición al Matrimonio

Finalmente, el adulterio sólo es posible porque las preguntas que él mismo realiza quedan sin responder. Al igual que la liberadora de productos, la amotinada, y la suicida, la adúltera solamente hace media revolución: ella viola los decretos de la ley y la costumbre autoritaria, pero de tal manera que permanecen en el mismo lugar, y siguen determinando sus acciones —sean éstas obedientes o de rechazo—. Sería mejor si realmente expusiera quién es y qué es lo que quiere para el mundo entero, sin culpa o remordimiento, y proclamara que ello crea un lugar para ella y para sus deseos —sean los que sean—; luego su propia lucha podría ser el punto de partida para una revolución en las relaciones humanas, de las cuales todos se beneficiarían, y no simplemente un destello de pasión e insurgencia aislada, para ser aplastada antes de que incluso éste sea consciente de sí mismo.
Protejámosla y defendámosla de la vergüenza que le impone esta sociedad, cuando sea que dé ese paso, para que entonces lo pueda hacer; puesto que ella actúa (como lo hacemos nosotros) impulsada por una pasión —que arde inextinguiblemente— por un nuevo mundo.

¡...pues claro, he sido infiel!


ALIENACIÓN

El mapa de la desesperanza

Control del Espacio/Tiempo, Viaje Espacial, y Exploración del Espacio

En el mundo moderno, el control es ejercido sobre nosotros de forma automática, mediante los lugares en los que nos movemos y vivimos. Participamos de ciertos rituales en nuestras vidas: el trabajo, "el tiempo libre", el consumo, la sumisión; porque el mundo en el que vivimos, está diseñado solamente para ello. Todos sabemos que los centros comerciales están para que compremos, las oficinas son para trabajar, las irónicamente llamadas "salas de estar" son para "estar" mirando la televisión, y las escuelas están para obedecer a los profesores. Todos los lugares por los que viajamos tienen significados preestablecidos, y todo lo que se necesita para que sigamos haciendo las cosas automáticamente, es mantenernos andando por los mismos caminos. Es difícil hacer otra cosa en las grandes tiendas, que no sea mirar y comprar mercancías; y acostumbrados como estamos a hacerlo, es difícil concebir que podríamos estar haciendo otras cosas ahí, sin mencionar que -pensándolo bien- hacer algo que no sea comprar es casi siempre ilegal.

Cada vez -en todo el mundo- hay menos y menos espacios libres, no edificados, en los que se puedan dejar correr nuestras mentes y cuerpos libremente. Casi todos los lugares a los que puedas ir son propiedad de una persona o empresa, a los que ya se les ha dado un nombre e impuesto un uso: finca privada, distrito comercial, superautopista, aula de clase, parque nacional. Y nuestras muy previsibles rutas a través del mundo raramente nos acercan a las áreas libres que aún quedan.

Estos espacios, donde el pensamiento y el placer pueden ser libres en cualquier sentido, están siendo reemplazados por entornos cuidadosamente controlados al estilo Disneylandia, donde nuestros deseos son prefabricados y nos son vendidos a expensas de nuestro dinero y nuestras emociones. Dar nuestro propio significado al mundo y crear nuestros propios caminos para jugar y actuar en ellos, es parte fundamental de la vida humana; hoy, cuando no estamos nunca en espacios que estimulen esto, no debería parecer una sorpresa que tantos de nosotros nos sintamos desesperados y vacíos. Pero debido a que en el mundo hay tan poco espacio libre, y los circuitos de la vida diaria no nos acercan a ellos, estamos forzados a ir a sitios como Disneylandia para encontrar algo parecido al juego o a la excitación. Así, la aventura real que nuestros corazones ansían ha sido reemplazada por las falsas aventuras, y la emoción de la creación, por el simulacro de la observación.

Nuestro tiempo está tan regulado y ocupado como nuestro espacio; es más, la subdivisión de nuestro espacio es una manifestación de lo que ya le ha ocurrido a nuestro tiempo. El mundo entero vive y se mueve de acuerdo a un sistema horario estandarizado, diseñado para sincronizar nuestros movimientos desde un lado del planeta al otro. Dentro de este sistema superior, tenemos nuestras vidas regidas por nuestros horarios de trabajo o los horarios del autobús escolar, como así también por el horario de funcionamiento del transporte público y el de atención de las empresas. Esta programación de nuestras vidas, que empieza en la niñez, ejerce un sutil pero profundo control sobre todos nosotros: llegamos a olvidar que el tiempo de nuestras vidas después de todo es nuestro, y lo podemos utilizar como queramos, en vez de pensar en ello como días laborales, la hora del almuerzo y fines de semana. Una vida totalmente espontánea es impensable para la mayoría de nosotros. El llamado "tiempo libre", es normalmente sólo tiempo que ha sido programado para algo diferente del trabajo. ¿Cuántas veces puedes ver el amanecer?, ¿cuántos paseos haces durante los mediodías soleados?, ¿si de repente tuvieras la oportunidad de hacer un excitante viaje ésta semana, podrías hacerlo?

Estos ambientes y horarios restrictivos limitan de forma drástica el vasto potencial de nuestras vidas. También nos mantienen aislados unos de otros. Nuestros trabajos normalmente hacen que pasemos un gran período de tiempo haciendo una tarea específica con un grupo de personas en particular, en un lugar establecido (o al menos, en un ambiente establecido, como en el caso de los trabajadores de la construcción o los trabajadores temporales). Estas experiencias limitadas y repetitivas únicamente nos dan una visión muy limitada del mundo, y nos alejan de la posibilidad de conocer otro tipo de gente. Nuestras casas nos aíslan aun más: hoy en día nos mantenemos encerrados en pequeñas cajas, en parte por el miedo a aquellos que el capitalismo ha tratado aun peor que a nosotros, y porque creemos la propaganda paranoica de las compañías que venden sistemas de seguridad. Los suburbios actuales son cementerios de lo que era la comunidad, con la gente empaquetada en cajas por separado... exactamente igual que nuestros productos de supermercado, sellados para "mantener la frescura". Con gruesos muros entre nosotros y nuestros vecinos, y con nuestros amigos y familias dispersos por ciudades y países, es difícil tener alguna clase de comunidad, y más aun compartir un espacio donde la comunidad se pueda beneficiar de la creatividad mutua. Y tanto nuestros trabajos como nuestras casas, nos mantienen atados a un lugar, estacionarios, incapaces de viajar más por el mundo si no es en nuestras apresuradas vacaciones.

Incluso nuestros viajes restringen y son restrictivos. Nuestras modernas formas de transporte: coches, autobuses, el metros, trenes, aviones; todos ellos nos mantienen encerrados en pistas fijas, viendo como el mundo exterior pasa a través de una pantalla, como si fuera un programa de televisión particularmente aburrido. Cada uno de nosotros vive en un mundo personal que consiste en su mayor parte en destinos conocidos (el lugar de trabajo, la tienda de alimentos, el apartamento de un amigo, el club de baile) con unos pocos enlaces entre ellos (sentarse en el coche, ir parado en el metro, subir las escaleras), y poca posibilidad de encontrar algo no imprevisto o descubrir algún sitio nuevo. Una persona podría viajar por las autopistas de diez países sin ver nada más que asfalto y gasolineras, mientras permanezca dentro de su coche. Encerrados en nuestras pistas, ni nos imaginamos el verdadero viaje libre, esos viajes de descubrimiento que nos harían volver al contacto directo con otras personas y con nuevas y distintas cosas, a cada instante.

En lugar de eso, nos metemos en embotellamientos, rodeados por cientos de personas en la misma situación que nosotros, pero separados de ellos por jaulas de acero, que resultan ser nuestros coches; por lo que nos parecen ser objetos en nuestro camino, antes que personas humanas. Creemos estar alcanzando más partes del mundo con nuestros modernos medios de transportes, pero de hecho vemos menos de él, si es que vemos algo. A medida que nuestras capacidades de transporte aumentan, nuestras ciudades se extienden más y más a lo largo y ancho del paisaje. Cada vez que aumentan las distancias se necesitan más coches; más coches significan más espacio, y así las distancias aumentan de nuevo... y así sucesivamente. A este ritmo, las autopistas y las gasolineras sustituirán finalmente todo aquello por lo que al principio valía la pena viajar.

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Algunos de nosotros vemos a Internet como la "frontera final", como un lugar libre -aún no desarrollado- esperando ser explorado. El ciberespacio puede, o no puede, ofrecer cierto grado de libertad a aquellos que puedan permitirse su uso y el de explorarlo; sea lo que sea lo que pueda ofrecer, lo hace con la condición de que te encierres en tu casa, sometiéndote a una amputación voluntaria. Recuerda, eres tanto un cuerpo como una mente: ¿es libertad el sentarse inmóvilmente, mirando fijamente luces resplandecientes durante horas, sin siquiera usar los sentidos del gusto, tacto u olfato? ¿Has olvidado la sensación de la hierba húmeda, de la arena caliente bajo tus pies descalzos, de los eucaliptos, o del humo de la leña en tu nariz? ¿Recuerdas el olor de los tallos de los tomates, el destello de la luz de las velas, la emoción de correr, nadar, tocar?

Actualmente podemos usar Internet para excitarnos, sin sentir que nos han estafado, porque nuestras vidas modernas están tan constreñidas y son tan previsibles que hemos olvidado cuán placenteros pueden ser la acción y el movimiento en el mundo real. ¿Por qué conformarnos con la tan limitada libertad que nos ofrece el ciberespacio, cuando hay muchas más experiencias y emociones para sentir, aquí afuera en el mundo real? Deberíamos estar corriendo, bailando, viajando en balsa, bebiendo la vida hasta la última gota, explorando nuevos mundos. ¿Qué nuevos mundos? Debemos redescubrir nuestros cuerpos, nuestros sentidos, el espacio que nos rodea, y entonces podremos transformar ese espacio en un nuevo mundo al cual podamos darle nuestro propio significado.

Para ello debemos inventar nuevos juegos, juegos que puedan ser realizados en los nuevos espacios conquistados, en los centros comerciales, en los restaurantes y en las aulas. Juegos que rompan con sus significados establecidos, para poder darles significados nuevos, de acuerdo con nuestros sueños y deseos. Necesitamos juegos que nos reúnan de nuevo, que nos saquen del confinamiento y la soledad de nuestros hogares privados, que nos lleven a lugares públicos donde nos podamos beneficiar de la compañía y la creatividad mutua. Así como los desastres naturales y cortes de energía pueden unir a la gente y le pueden resultar excitantes (después de todo, crean algo de emoción variada en éste mundo lúgubremente predecible), los juegos harán que nos juntemos haciendo cosas nuevas y apasionantes. Deberíamos tener: poesía en las oficinas y versos pintados en las paredes del distrito comercial, picnics gratuitos en los supermercados, talleres de sabotaje y manualidades en las fábricas, sexo en los parques y en las aulas, carreras de sacos en las autopistas...

Necesitamos también inventar nuevos conceptos de tiempo y nuevas maneras de viajar. Intenta vivir sin relojes, sin sincronizar tu vida con el resto del tan ocupado mundo. Intenta hacer un largo viaje a pie o en bicicleta, para que así puedas saborear todo aquello con lo que te cruzas desde tu punto de salida hasta tu destino, sin un cristal ante tu rostro. Intenta explorar en tu propio barrio, mirando desde tejados y alrededor de esquinas en las que nunca antes te habías fijado: te sorprenderás de cuánta aventura está ahí escondida, ¡lista para que la descubras!


POR QUÉ AMO LIBERAR PRODUCTOS DE GRANDES CORPORACIONES

Nada se compara con la sensación de exaltación, de ese peso quitado de encima y de restricciones liberadas que siento cuando salgo de una tienda con sus productos en mis bolsillos. En un mundo donde todo ya le pertenece a alguien, donde se supone debo vender mi vida en un trabajo para obtener dinero, para así poder pagar por lo mínimo necesario para sobrevivir; donde estoy rodeado por fuerzas que van más allá de mi control o comprensión, que obviamente no están preocupadas por mis necesidades o mi bienestar; ésta es una manera de adueñarme de una pequeña parte del mundo -para actuar de vuelta sobre un mundo que tanto actúa sobre mí-.

Es una sensación enteramente diferente de la que siento cuando compro algo. Cuando pago por algo, estoy comerciando; estoy ofreciendo el dinero que compré con mi labor, mi tiempo y mi creatividad, por un producto o servicio que la corporación no compartiría conmigo bajo ninguna otra circunstancia. En cierto sentido, tenemos una relación basada en la violencia: negociamos un intercambio, no de acuerdo con nuestro respeto o nuestra preocupación mutua, sino de acuerdo con las fuerzas que podemos ejercernos mutuamente. Los supermercados saben que pueden cobrarme un dólar por el pan, porque moriría de hambre si no se lo compro; pero saben que no pueden cobrarme cuatro dólares, porque iría a otro lugar. Entonces, nuestra interacción gira alrededor de amenazas implícitas, en lugar de amor; y me encuentro forzada a renunciar a algo propio para obtener cualquier cosa de ellos (en una relación de amor, justamente al revés, las personas por lo general piensan que se benefician por dar a otras, y viceversa.)

Todo cambia cuando me lo expropio. Ya no estoy negociando más con entidades anónimas e inhumanas que no tienen el más mínimo interés en mi bienestar; en respuesta a ello, estoy tomando lo que necesito sin tener que resignar algo a cambio. Ya no me siento forzada a tener que realizar un intercambio, y ya no siento como si no tuviera control sobre la forma en la que el mundo a mí alrededor dicta mi vida. Ya no tengo que preocuparme si el placer que recibo del libro que compré fue equivalente a las cuatro horas de trabajo que me costó poder adquirirlo. De ésta y de mil otras maneras, expropiar me hace sentir liberada y hábil. Ahora examinemos lo que la expropiación tiene para ofrecer como un modo de vida alternativa.

La expropiadora obtiene su premio tomando riesgos, no intercambiando una parte de su vida por ello. La vida para ella no es algo que deba ser vendido por dos o tres dólares la hora, a cambio de su supervivencia; es algo que es suyo porque ella lo toma para sí misma, porque reclama posesión de ello. Diametralmente opuesto a los consumidores respetuosos de la ley, el medio por el cual ella adquiere sus productos es tan excitante como los productos mismos; y este medio también, en muchos sentidos, es más digno de elogios.

Liberar productos de las grandes tiendas es una negativa a la economía del intercambio. Es negarse a que la gente merezca comer, vivir y morir basándose en cuán efectivamente es capaz de intercambiar su trabajo y capital con otros. Es negarse a que un valor monetario pueda aplicársele a todo, que tener un pedazo de delicioso chocolate en tu boca sea exactamente tan valioso como 50 centavos de una hora de nuestro trabajo, o que una hora de la vida de una persona pueda valer 10 dólares más que la de otra. Es negarse a aceptar el sistema capitalista, en el cual los trabajadores tienen que comprar los productos que ellos mismos produjeron, beneficiando a los dueños del capital, quienes de esta manera los retienen yendo y viniendo.

Expropiar es decir NO a todos los aspectos objetables que han de caracterizar a las corporaciones modernas. Es una expresión de descontento con los bajos salarios y la falta de beneficios, que tantas corporaciones explotadoras obligan a sus empleados a tener que sufrir en el nombre de las ganancias de la compañía. Es una negativa a pagar por productos de baja calidad que fueron diseñados para romperse o gastarse antes de tiempo, para así forzar a los consumidores a comprar más. Es una negativa a financiar el daño ambiental que tantas corporaciones perpetran en el curso de la fabricación de sus productos y la construcción de nuevas tiendas; una negativa a apoyar a las corporaciones que llevan a los comercios locales a la quiebra; una negativa a aceptar el asesinato de animales en las industrias lácteas y de la carne, y la explotación del trabajo de inmigrantes en las industrias de frutas y verduras. Expropiar se declara contra la alienación del consumidor moderno. "Si no somos capaces de encontrar o permitirnos otros productos que no sean estos, que se fabrican a miles de kilómetros de aquí y sobre los cuales no podemos tener ninguna información", esto afirma que: "entonces nos negamos a pagar por ellos".

La expropiadora ataca las cínicas tácticas de control mental de la publicidad moderna. Los anuncios publicitarios de hoy, las carteleras, hasta las publicidades en el piso de los supermercados y la disposición de los productos en las tiendas, están diseñados por psicólogos para manipular a los potenciales consumidores a comprar sus productos. Las corporaciones llevan a cabo campañas publicitarias extensivas, para insinuar sus exhortaciones al consumo en todas las mentes, y hasta trabajan para hacer de sus productos, símbolos de estatus que personas de algunos sectores sociales finalmente deben tener para ser debidamente respetadas. Enfrentado a este tipo de manipulación, el consumidor respetuoso de la ley tiene dos opciones: ir con dinero para comprar esos productos, vendiendo su vida como un trabajador asalariado; o prescindir de ellos y posiblemente invitar a la ridiculización pública como así también a la frustración personal. La expropiadora crea una tercera opción: toma los productos que ella ha sido condicionada a desear, sin pagar por ellos; entonces las corporaciones mismas son las que deben pagar por todas sus tácticas propagandísticas y de control mental.

Liberar productos es la protesta más efectiva contra todos los atributos objetables de las corporaciones modernas, porque no es meramente teórico, sino práctico: implica acción. Las protestas verbales pueden alzarse contra las prácticas comerciales irresponsables, sin tener jamás algún efecto concreto, pero el hecho de expropiar está intrínsicamente dañando a la corporación, y al mismo tiempo demostrando (así y todo encubiertamente) descontento. Es mejor que un boicot, porque no sólo le cuesta dinero a la corporación, al simplemente no colaborar con sus ganancias, sino que también significa que la expropiadora todavía es capaz de obtener los productos que necesite para sobrevivir. Y hoy en día, en que tantas corporaciones están interconectadas y tantas multinacionales están envueltas en actividades inaceptables, expropiar es una protesta generalizada: es negarse del todo a contribuir con la actual economía, por lo tanto la expropiadora puede estar segura de que absolutamente nada de su dinero terminará en las manos de las corporaciones que desaprueba. ¡Y también tendrá que trabajar menos para obtener el botín!

¿Pero qué hay de la gente que trabaja en las corporaciones? ¿Qué hay de su bienestar? En primer lugar, las corporaciones son diferentes de los negocios privados tradicionales, ya que éstas existen como entidades financieras separadas de sus dueños. Así que la expropiadora está robándole a una entidad no-humana (e inhumana), y no directamente al bolsillo de una persona de carne y hueso. Segundo, ya que tantos trabajadores son pagados con salarios fijos (salarios mínimos, por ejemplo) que dependen más de cuán poco la corporación pueda pagarles, en lugar de cuanta ganancia la empresa esté obteniendo; la expropiadora, en realidad, tampoco está dañando a la mayor parte de la mano de obra de cualquier compañía en cuestión. Los accionistas, que son casi siempre mucho más ricos que el ladrón medio, son los que probablemente pierdan un poco si la compañía sufre pérdidas significantes; pero para ser realistas, ninguna campaña de liberación de productos puede ser lo suficientemente intensa como para sumergir en la pobreza a cualquiera de estos ricachones, que realmente se lucran con sus compañías. Aparte, las corporaciones modernas tienen dinero apartado para cubrir las pérdidas por expropiaciones, porque ya las anticipan. Esto es cierto, ya que estas corporaciones son conscientes de que existe suficiente descontento hacia ellos y hacia su economía capitalista, y de que la gente les irá a robar sin remordimiento. En ese sentido, las expropiadoras están simplemente cumpliendo su rol en la sociedad, al igual que los gerentes. Lo más significativo es que estas corporaciones son lo suficientemente cínicas para seguir ocupándose de sus negocios como de costumbre, aún sabiendo que esto deja a muchos de sus clientes (¡y empleados!) listos para robar cualquier cosa que puedan. Si ellos están deseosos de continuar haciendo negocios de la forma en que lo vienen haciendo, incluso cuando están al tanto de cuanta gente están alienando, no se deberían sorprender si la gente les sigue robando.

Y aquellos mitos de que la expropiación de productos eleva los precios a los consumidores: ¿no creerás que los precios que estás pagando, están realmente determinados por los costos de producción y distribución -solamente-, o sí? Otra vez: estas corporaciones te están cobrando tanto como creen que pueden sacarte. El mercado, y no sus gastos, determinan los precios. Si el dinero que es apartado para cubrir las pérdidas por la expropiación no es usado, los dueños probablemente se lo guarden para ellos, o lo inviertan en abrir más tiendas (y consecuentemente genere el cierre de más comercios independientes) en lugar de compartirlo con sus empleados mucho más pobres que ellos, y mucho menos compartirlo con sus consumidores a través de precios más bajos. Si demasiados productos fueron liberados de la tienda de una corporación, y ésta ha tenido que subir sus precios, eso sacaría a los consumidores de sus garras y los llevaría a comercios locales menos dañinos a escala global; de todas formas, ¿suena tan mal eso?

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Liberar productos de las grandes tiendas es más que una forma de sobrevivir en la sangrienta competencia del "mercado libre" y protestar contra las injusticias de las corporaciones. Es también un tipo de orientación diferente hacia el mundo y la vida en general.

La expropiadora se las arregla en un ambiente que ha sido conquistado por el capitalismo y la industria, donde ya no hay un mundo natural del cual obtener recursos y en donde todo se ha convertido en propiedad privada, sin tener que aceptar esto, ni el absurdo modo de vida que acarrea. Ella toma el destino de su vida en sus propias manos, aplicando un antiguo método al problema de la supervivencia moderna: vivir de la caza y la recolección urbana. De este modo, es capaz de vivir como lo hacían sus lejanos antepasados, antes de que el mundo fuera sometido por la tecnología, el imperialismo, y las demandas irracionales del "mercado libre"; y puede encontrar los mismos desafíos y recompensas en su trabajo, recompensas que se han perdido para el resto de nosotras hoy en día. Para ella, el mundo es un lugar peligroso y excitante como lo era para la humanidad prehistórica: todos los días se encuentra en nuevas situaciones, enfrentando nuevos riesgos, viviendo de su ingenio en un ambiente constantemente cambiante. Para el consumidor respetuoso de la ley, es muy probable que cada día en su trabajo sea igual al anterior y que el peligro esté gravemente ausente en su vida, como así también lo están su significado y su propósito.

Expropiar es afirmar los deseos corporales e inmediatos (tales como el hambre) ante las "éticas" abstractas y otras construcciones etéreas, la mayoría de las cuales fueron heredadas de un cristianismo de todos modos difunto. Expropiar despoja a las mercancías (y al mercado en general) del mítico poder que parecen tener de controlar la vida de los consumidores... cuando éstas son tomadas por la fuerza, se muestran a sí mismas por lo que realmente son: meros recursos que han sido acaparados a la fuerza por estas corporaciones, a expensas de todos los demás. La expropiación nos devuelve al mundo físico, donde las cosas son reales, donde las cosas no son más que sus características físicas (peso, gusto, facilidad de adquisición) y no están empaquetadas con cualidades supersticiosas tales como su "valor de mercado" y su "margen de ganancia". Nos fuerza a tomar riesgos y experimentar la vida nuevamente. Quizá, liberar productos no sea capaz de derrumbar a la sociedad industrial o al sistema capitalista... pero mientras tanto es una de las mejoras formas de protesta y autodeterminación, ¡y también una de las más prácticas!

¡Expropiadoras del mundo, unámonos!


CÓMO OBTENER LO QUE DESEAS

¿Qué es lo que más deseas en el mundo? Más dinero, un nuevo estéreo para el coche, unas vacaciones? ¿Perder cinco kilos? ¿Llegar temprano a casa para ver tu serie favorita? ¿O es algo más que eso, algo más difícil de definir?

Quizás hayas perdido para siempre las esperanzas de darte cuenta cuáles son tus verdaderos sueños, y te conformas con cosas más pequeñas, porque al menos parecen realizables. Quizás nunca se te ocurrió preguntarte si las metas que has estado persiguiendo, realmente son las que más deseas. Tal vez, al igual que mucha gente, te sientes como si estuvieses siendo obligado a hacer cosas, como si tu vida no te perteneciera. ¿Con qué frecuencia te sientes de ese modo?

Aquí tienes una idea atrevida: todo lo que hagas en tu vida deberías hacerlo porque lo deseas hacer más que nada en el mundo. Y cuando hagas planes, deberías aspirar a la más excitante y maravillosa vida que puedas imaginar, no sólo al tradicional "éxito" y a la convencional "seguridad", que son los premios de consolación de los cansados y desesperanzados. ¿Qué podría ser más radical que elegir tus acciones de acuerdo a cuán agradables sean, en vez de cuán morales, responsables y socialmente aceptables parecen ser? Y aun así, ¿qué otra cosa tiene realmente sentido? ¿No hemos intentado cumplir con los deseos de cada amo y señor en esta tierra, menos con los nuestros; peleando por toda causa habida y por haber, excepto por las nuestras? ¿A dónde nos ha llevado todo esto?

Perseguir tus deseos, no significa simplemente seguir a ciegas tus impulsos, a donde sea que conduzcan. Significa, primero, descubrir lo que realmente deseas: yendo a través de tus deseos y decidiendo cuáles son reales y cuáles ilusorios, cuáles son más fuertes y cuáles más débiles, cuáles al final te proporcionarán la mayor felicidad. Significa reconstruirte a ti mismo y a tu vida para que así puedas perseguir tantos deseos propios como sean posibles (ya que no existe garantía alguna de que todos ellos puedan ser simultáneamente alcanzados; la mayoría de nosotros nos encontramos siempre tirando en diferentes direcciones, alentados por impulsos y anhelos que se contraponen). Significa priorizar y analizar nosotros mismos nuestros deseos. Quizás, lo que desees sea sentirte mejor contigo mismo: ¿es hacerte las uñas, la respuesta; o podría ese impulso haber nacido de tus inseguridades? Tal vez, ames el campo: ¿es suficiente para ti comprarte un par de hectáreas y disfrutar eso, mientras el resto del mundo poco a poco se envuelve en cemento?

Perseguir nuestros deseos también significa reconstruir nuestra sociedad. Cada uno de nosotros es el producto del mundo en el que vivimos; y más aun, este mundo en sí es el producto de nuestros propios esfuerzos. Para reconstruirte a ti mismo y a tu vida, debes reconstruir el mundo que te moldea y te afecta, y para ello necesitarás la ayuda de todos los demás. Si deseamos perseguir la felicidad, deberíamos hacernos cargo del mundo que estamos creando, y juntos, asegurarnos de que será uno que cree felicidad para todos nosotros. ¿Pero hacer lo que queramos, no nos enfrentará unos a otros? No, nos forzará a trabajar juntos. Dado que los más grandes y ambiciosos esfuerzos, no pueden ser llevados a cabo solos; es por ello que se requiere de la participación de otra gente, incluso de sociedades enteras. La mayoría de nosotros desea comunidad, amistad, y sentirse seguros y libres con otros, más que casi cualquier otra cosa; y es por eso que nos necesitamos mutuamente para alcanzar todas estas cosas. Para crear una comunidad en la que cada uno de nosotros pueda disfrutar la vida al máximo, debemos hacer posible que todos nosotros persigamos nuestros sueños y que seamos libres y creativos. De lo contrario, nos estaríamos engañando a nosotros mismos acerca de nuestro potencial mutuo, así como también del que llevamos dentro. Ése es el secreto que la muy poco ambiciosa "generación yo" se perdió: pasado un cierto punto, la codicia y la generosidad se cruzan.

Y sí, esto será difícil, especialmente al principio. Nada es más difícil que obligarte a ser siempre honesto contigo mismo, exigiendo lo máximo de ti y de cada día de tu vida. Esto nos enfrentará al orden establecido; eso es seguro. Pero si existe alguna lucha por la que valga la pena pelear, definitivamente es ésta. Una contienda en la que participen el enorme potencial que cada uno de nosotros tiene y el -más enorme aun- potencial que todos nosotros podríamos tener juntos, contra todo lo que en este mundo es sin sentido, insignificante, desagradable...

La alternativa, por supuesto, es conformarse con lo que hoy tenemos, y jamás cuestionar si podría haber algo mejor para nuestras vidas.

A la larga, la felicidad no llega con simplemente obtener lo que deseas y tenerlo, sino más bien con el proceso de buscarla, con la libre persecución de tus deseos y ambiciones. Es ese sentimiento de excitación y ligereza cuando te sientes libre de ser y hacer lo que deseas, cuando la vida se convierte en una placentera y siempre cambiante danza. Luego de siglos de aburrida servidumbre a la responsabilidad, a la propiedad y a la necesidad, no estamos acostumbrados a expresar y seguir nuestros sueños; pues bien: ha llegado la hora de aprender cómo.

Recuerda el día más importante de tu vida, el día en que descubriste por primera vez el amor, o la música, o la aventura... cuando cientos de nuevas puertas se abrieron y el mundo pareció más grande que nunca, y de pronto todo era posible. ¿Por qué no puede sentirse así cada día? Bueno, por una razón; no vivimos precisamente en una sociedad que está diseñada para ayudarnos a distinguir y perseguir los deseos de nuestros corazones, ¿o sí? Más allá de lo que la retórica de "la libertad y la persecución de la felicidad" sugiera, nuestra sociedad ha rebasado el límite de lo absurdo con distracciones y restricciones. También estamos tan ocupados luchando por seguir el impuesto ritmo de vida, que hasta incluso nos resulta difícil recordar nuestros sueños, y mucho menos ir en busca de ellos. Y cada uno de nosotros se siente tan impotente, que resulta igual de difícil recordar que este mundo -en el cual vivimos-, es el resultado de nuestros propios esfuerzos: es nuestro trabajo lo que lo ha hecho ser así. Nuestra especie ha transformado por completo el planeta. ¿Este mundo que hemos construido, es el mejor de todos los posibles?

Si no lo es, ¡por qué no dejamos de construirlo, e inventamos nuevas formas de vivir y trabajar juntos; para que entonces podamos construir otro mundo mejor, que será mucho más placentero para todos nosotros! ¿Para qué deberíamos trabajar, si no es para el placer y el gozo?

¿Has hecho alguna vez el amor y te sentiste tan bien que incluso pareció peligroso?
Estar enamorado significa desear realmente vivir en un mundo diferente: un mundo más apasionante, más bello y sin preocupaciones.
Un mundo en donde todo importe y nada sea jamás aburrido.
¿Por qué razón no habríamos de comenzar a construir ese mundo hoy, aquí mismo?


HAY UNA DIFERENCIA ENTRE VIDA Y SUPERVIVENCIA

Más allá de lo que la ciencia médica profese, existe una diferencia entre Vida y supervivencia. Estar vivo significa más que simplemente experimentar latidos en el corazón y actividad cerebral. Estar vivo, realmente vivo, es algo mucho más sutil y magnífico. Sus instrumentos miden la presión arterial y la temperatura corporal, pero obvian el goce, la pasión, el amor, todas las cosas que hacen que la vida sea realmente importante. Para que nuestras vidas vuelvan a serlo, para realmente obtener lo máximo posible de ellas, debemos redefinir la vida misma. Tenemos que prescindir de sus meras definiciones clínicas, y dar lugar a unas que tengan más que ver con lo que en realidad sentimos.

¿Tal como están las cosas, cuánto de vida tenemos en nuestras vidas? ¿Cuántas mañanas te levantas sintiéndote realmente libre, emocionado por estar vivo, esperando ansiosamente las experiencias de un nuevo día? ¿Cuántas noches te duermes sintiéndote satisfecho, recordando los sucesos de los últimos días con satisfacción? La mayoría de nosotros nos sentimos como si ya todo hubiera sido decidido sin nosotros, como si vivir no fuera una actividad creativa sino más bien algo que inevitablemente nos sucede a todos. Eso no es estar vivo, es solamente sobrevivir: estar no-muerto. Tenemos agentes funerarios, pero sus servicios normalmente no son requeridos; tenemos morgues, pero pasamos la mayoría de nuestro tiempo en oficinas y video juegos, en centros comerciales, enfrente de televisores. Por supuesto que el ama de casa y el ejecutivo de pacotilla están aterrorizados por el riesgo y el cambio; no pueden imaginar que no haya nada más valioso que la seguridad física. Sus corazones pueden estar latiendo, pero ya no creen más en sus sueños, ni mucho menos en perseguirlos.

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Pero así es como comienza la revolución: unos pocos de nosotros empezamos a perseguir nuestros sueños, quebrando los viejos modelos, abrazando fuertemente lo que amamos (y en el proceso descubriendo lo que odiamos), soñando, cuestionando, actuando por fuera de los límites de la rutina y la regularidad. Otros nos ven haciéndolo, ven a gente animándose a ser más creativa y arriesgada, más generosa y ambiciosa de lo que se habían imaginado posible, y uno por uno se van uniendo a nosotros. Una vez que suficiente gente adopta esta nueva forma de vida, un punto crítico es finalmente alcanzado, y la sociedad misma comienza a cambiar. A partir de ese momento, el mundo empieza a sufrir una transformación: del espacio temeroso y enajenante que actualmente es, a un lugar lleno de posibilidades, donde nuestras vidas estén en nuestras propias manos y cualquier sueño pueda convertirse en realidad.

Entonces, haz lo que quieras con tu vida, ¡lo que sea! Pero para estar seguro de conseguir lo que deseas, primero piensa cuidadosamente sobre lo que realmente es, y como conseguirlo. Analiza el mundo a tu alrededor, entonces sabrás cuáles son las personas y las fuerzas que trabajan en contra de tus deseos, y cuáles son las que están de tu lado... y cómo puedes trabajar junto con nosotros.

Estamos aquí fuera viviendo la vida al máximo, esperándote. Abordando trenes de carga hacia destinos desconocidos, robando máscaras antigas en Génova, cruzando fronteras a través de Latinoamérica con identificaciones falsas, traduciendo hermosos textos como éste bajo un muelle caribeño a la luz del amanecer. Acabamos de terminar de hacer el amor en el baño de tu empresa, justo un minuto antes de que comience tu media hora de almuerzo y entres en él...

Y la Vida está esperando, con nosotros, por ti; en las cimas de las montañas aún no escaladas, en el humo de las fogatas y de los edificios en llamas, en los brazos de amantes que girarán tu mundo al revés.

¡Ven, únete a nosotros!


VIVO EN LA TIERRA DE LxS MUERTxS

Ellos comen comida muerta, con dientes falsos. Sus edificios poseen fachadas falsas, sus estaciones de radio y televisión transmiten aire muerto. Matan el tiempo como espectadores de falsas imágenes -ajenas a la vida-. Sus empresas son culpables de publicidad fraudulenta, y sus "oportunidades" laborales sólo ofrecen un maltrato asesino, un aburrimiento letal y una sumisión fatal; exigen que cumplas con plazos finales y que te establezcas en los campos de la muerte. ¿El mortífero fin, justifica los medios?

Ellos habitan ciudades muertas y hacen movimientos en falso, sin ir realmente a ninguna parte, recorriendo día tras día los mismos caminos de la desesperanza. Incluso hasta su aire está acondicionado. Ellos te piden que des tu vida por sus países, por sus religiones, por sus economías, dejándote con nada más que...

Su sistema está organizado por inteligencia artificial y solamente proporciona realidad virtual. Su cultura te identificará y te matará de aburrimiento; su estilo de vida no tiene vida y su existencia está en un constante punto muerto.

Todo lo relativo a ellos está muerto y es falso. Lo único que es insoportable, es que nada sea insoportable. ¿Cuándo exigiremos más?

La lucha es por vivir, por realmente vivir. Pelea sin reglas, la vida es verdadera.


BIENVENIDO A NUESTRO ANUNCIO

Bienvenido a Nuestro Anuncio. Es siempre tan tranquilizante para nosotros -aquí, en el Negocio de los Grandes Billetes- saber que tus ojos están constantemente atrapados por imágenes de mujeres hermosas chupando objetos con formas fálicas; simplemente hace que el trabajo de captar tu atención sea mucho más fácil, y una vez que la tenemos, no estamos más que a un paso de venderte algo que no necesitas, y que tampoco tienes el dinero para comprar. Tan sólo cárgalo a la tarjeta; de esa manera te mantenemos atado a un trabajo que odias, simplemente porque necesitas terminar de pagarnos. Y al encontrarte condenado a un trabajo -ocho horas al día, cinco días a la semana-, continuamente exhausto y deseando nada más que encender la televisión y olvidarte de lo monótono y aburrido de este mundo; jamás harás nada para perturbar el precioso equilibro de este sistema, en el que todos trabajamos tan duro para mantener: veinticuatro horas al día, siete días a la semana.

Y por supuesto, una vez que te encuentres frente al televisor; bueno... entonces ¡allí están esas hermosas mujeres de nuevo! Y la verdadera belleza de todo esto es que, no sólo nuestro método es eficiente, ¡¡¡sino que también es casi obligatorio!!! Tú nos ayudas a nosotros, y nosotros te ayudamos a "seguir participando".

CrimethInc.
"¡Nuestro trabajo es mantenerte a raya!"



ERES EL BLANCO PERFECTO

La juventud es una época en la cual deberías estar reevaluando las asunciones y tradiciones de las generaciones pasadas, en la que deberías desear apartarte de aquellos que estuvieron antes de ti, y crearte una identidad propia.

Pero en nuestra sociedad, "la rebeldía juvenil" se ha convertido en un ritual: se espera que cada generación se rebele por unos años contra el orden social, antes de "crecer" y "aceptar la realidad". Esto niega cualquier posibilidad para un cambio verdadero que podría tener la fresca perspectiva de la juventud; por ahora la rebeldía es "sólo para chicos", y ningún joven se atrevería a mantener su resistencia en la adultez, por miedo a ser visto como infantil.

Este convenio actúa de manera muy positiva a favor de ciertas empresas que dependen del "mercado juvenil". ¿A dónde está yendo tu dinero cuando te compras ese disco compacto, esa cartera con cadena, ese tinte para el pelo, esa chaqueta de cuero, esos pósteres y todos los demás accesorios que te identifican como una persona joven y rebelde? Directamente a las empresas que constituyen el orden contra el cual quieres estar. Se enriquecen con tus impulsos rebeldes, al venderte los símbolos de rebeldía que en realidad, lo único que hacen es mantener girando al engranaje.

Mantienes sus bolsillos llenos, y ellos los tuyos vacíos; te mantienen impotente, ocupado únicamente en intentar juntar el dinero para encajar en los moldes que ellos mismos establecen para ti.

CrimethInc.
"El opio de la nueva generación"



DEPENDE DE NOSOTROS

Sin nuestra goma de mascar, nadie querrá besarte. Sin nuestro desodorante, nadie querrá tocarte. Sin nuestro lápiz de labios, no atraerás las miradas de nadie. Sin nuestras zapatillas, no podrás alcanzar el estilo de tus amigos. Sin nuestros cigarrillos, la sofisticación se te esfumará. Sin nuestros productos limpiadores, nadie querrá aparecerse por tu casa. Tus niños no podrán jugar a nada sin nuestros juguetes y nuestros dibujos animados. Ella no disfrutará de la cita, a no ser que la lleves a ver una de nuestras películas. La verdadera diversión no ha de comenzar, hasta que no tengas en la mano una de nuestras cervezas. ¿Cómo puedes sentirte libre y vivo, sin nuestro auto último modelo?

Piensa acerca de todas tus actividades de "tiempo libre" y lo verás: no hay diversión si no pagas por ella.

Jugamos con tus inseguridades, tus miedos y tus ansiedades. Existen productos para cada actividad humana, incluso hasta para el sexo, porque las cosas que son naturales y gratis no son lo suficientemente buenas sin nuestros complementos artificiales. Finalmente, te encuentras tan condicionado, que acabarás pagando por los productos más inútiles, simplemente por el hecho de pagar por algo. Y si alguna vez intentaras salirte de nuestro sistema, verás que hemos hecho realmente imposible que seas un ser humano sin nuestros productos: debes pagar para comer, pagar para dormir, pagar para mantenerte caliente, pagar por un espacio por la simple razón de existir.

CrimethInc.
"¡Depende de nosotros!"


HAS MEJORADO MUCHO, CARIÑO MIO

Nadie se ve así. Ni siquiera es saludable. Pero sin embargo millones de mujeres en todo el mundo se pintarrajean, se matan de hambre, y hasta se operan para vivir acorde a los valores sociales de belleza. ¿Quién fija estos valores? Nosotros lo hacemos; nosotros -las industrias de la imagen y la moda-, con las portadas de nuestras revistas, con nuestras dietas "milagrosas", y nuestras celebridades artificialmente "mejoradas".

¿Por qué es esto lo que más nos interesa? En primer lugar, la inseguridad promueve las ventas. Mientras más inalcanzables fijemos para ti estos valores, peor te sentirás contigo misma, y más de nuestros productos creerás necesitar. Segundo, es importante para nosotros hacer que sigas considerándote como un mero cuerpo ante todo. Todas nuestras imágenes de mujeres como simples cuerpos, desde el arte clásico hasta las publicidades de perfumes de este siglo, conspiran para hacerte pensar de esta manera. Si te ves a ti misma como nada más que un cuerpo, y te valoras en esos términos, entonces creerás que lo que necesitas para ser feliz -ante cualquier otra cosa- son nuestros accesorios corporales... no una vida apasionante, ni proyectos creativos, ni un mundo hermoso y seguro, etc.

Por estos absurdos valores de "belleza", estamos dispuestos a matar cada año a docenas de mujeres con anorexia, matar a miles y miles más con bulimia y desnutrición, hacer que paguen miles de dólares por cirugía plástica y por peligrosos implantes de silicona, hacer que mujeres que no son blancas paguen por productos que supuestamente las harán lucir como las reinas blancas de la belleza, y hacer que millones de mujeres y chicas a lo largo y ancho del planeta se sientan miserablemente inseguras de sus cuerpos -como de sí mismas-. Y los deseos de los hombres también están formados basándose en nuestro condicionamiento, para que ellos terminen buscando la imagen glamorosa de "la mujer", que en la realidad no existe; mientras que no se enteran de la verdadera belleza que precisamente existe a su lado, en las calles y en sus hogares.

¿Por qué tenemos todo este poder? Porque en este competitivo "mercado libre", nuestra total falta de piedad en nombre de las ganancias, ha sido recompensada por ventas mucho más altas que las de nuestros más humanos competidores. Nuestro método funciona en esta economía capitalista, nuestro método vende más, domina y conquista en un sistema en donde el dinero vale mucho más que la felicidad humana.

CrimethInc.
"Has mejorado mucho, cariño mío"



OMNIPRESENCIA

(es nuestro fuerte en las ventas)

Ves nuestra insignia a donde sea que vayas. Está en tu ropa, en la pantalla de tu televisor, en los muros de cada calle, en las páginas de cada revista. Está estampada en tu cerebro. La ves cientos de veces más seguido que la bandera de tu país; la ves tan a menudo como ves la cara de tu madre.

No invertimos en publicidad para informarte acerca de nuestros productos, sino que intentamos promovernos a nosotros mismos. Es por eso que te ofrecemos eslóganes y símbolos, en lugar de hechos. No compartimos información tanto como difundimos mistificación. Somos las deidades de la nueva era; tú nos aceptas como sabios y todopoderosos, porque ves nuestra presencia y poder en todos lados. Tus amigos trabajan para nosotros, tus pequeñas compañías nos pertenecen, tus políticos responden a nuestros intereses, todo es auspiciado o dirigido por nosotros. Parecemos controlar todo y ponernos de pie ante la humanidad, como dioses eternos.

Cuando adquieres nuestros productos, no es calzado deportivo, gaseosas o pantalones lo que realmente estás buscando; sino esa aura de poder. Para los niños de los barrios pobres de Venezuela, Nike representa el estatus y la riqueza que tanto anhelan. Para los consumidores en Italia (quienes tienen un legado de comidas bien sabrosas y saludables), McDonald's simboliza la era moderna en la que todos ellos desesperadamente quieren participar. Regimos sobre ti porque te hemos convencido de que somos divinos. Pero todo dios tiene su talón de Aquiles: dejamos de existir, cuando la gente deja de creer en nosotros. Parecemos ser invulnerables, pero podríamos ser totalmente disuadidos -como lo fueron los dioses de la antigua Grecia- si nos reconocieras como los fantasmas que realmente somos. Trabajamos sin cesar, llenando al mundo con nuestros templos y nuestras imágenes, porque sabemos que la humanidad está destinada a despertar algún día de esta larga pesadilla.

CrimethInc.
"Siempre"



LA TELEVISIÓN APESTA, VIEJO

¿Así que has comenzado a sospechar, a ser cínico? ¿Ya no confías en el gobierno, en Coca-Cola, ni en la televisión? Estamos absolutamente felices de parodiarnos e insultarnos a nosotros mismos, incluso hasta de explicar detalladamente todas nuestras horribles intenciones y nuestros más perversos negocios... siempre y cuando ello llame tu atención. Tenemos programas televisivos, publicidades y tiras cómicas, cuidadosamente diseñadas para aquellos que no crean más en nosotros. Haremos cualquier cosa para mantenerte mirando, cualquier cosa para mantenerte comprando.

Jugamos con tu cinismo, lucrándonos con él, y fomentándolo. Eres demasiado "listo" como para llegar a confiar en nosotros, pero mientras te mantengamos cautivado por nuestra ironía y autorecriminación, no serás capaz de imaginar ninguna alternativa. Antes que tener el idealismo de destruir el statu quo, te unirás a las filas de los nihilistas del tipo Dilbert, sin poder creer ya en nada, pero aún cumpliendo tu rol en el sistema de la desesperanza.

CrimethInc.
Tú eres la oveja, y nosotros... bueno, ya sabes.

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Saqueando el arsenal

Revista Willful Disobedience Vol. 3 N. 1
Traducción Palabras de Guerra

"La herencia de los movimientos revolucionarios no puede seguir constituyendo una tradición que salvaguardar ... o un programa que realizar, sino que debe convertirse en un arsenal que saquear para el uso continuo de los nuevos revolucionarios."

La historia de la revuelta es probablemente tan larga como la historia de la dominación y la explotación. Siempre han existido quienes no se someterían, quienes desafiarían al dios y al amo incluso teniéndolo todo en su contra. Y esta historia de la revuelta incluye luchas sociales significativas, alzamientos de la muchedumbre de explotad@s para despojarse de sus cadenas en la revolución social. En los últimos siglos, esta agitación social ha ayudado a crear una conciencia revolucionaria que se ha manifestado particularmente en la teoría, análisis social y práctica comunista y anarquista.

Este mismo periodo ha sido testigo del ascenso del capitalismo, de las revoluciones burguesas que transformaron el Estado dando origen a la dominación democrática (además de otras formas más descarnadamente totalitarias), del industrialismo y el trabajo asalariado. Pero en los últimos sesenta años aproximadamente, las consecuencias de estas transformaciones que no se habían comprendido plenamente con anterioridad se han combinado con significativos cambios en curso en los modos en los que la dominación y la explotación operan, facilitados por nuevos desarrollos en las técnicas, métodos y sistemas militares, policiales, industriales y los llamadas post-industriales, desarrollados para satisfacer las necesidades del mantenimiento de la reproducción social, haciendo necesario para l@s revolucionari@s lúcid@s desarrollar nuevas concepciones de la naturaleza de la lucha contra el orden dominante. Y de esta forma surge la cuestión de si los análisis y teorías del pasado -y la historia en la que se desarrollaron- tienen alguna relevancia para el movimiento anarquista actual.

Desde luego, aferrarse a las teorías y análisis del pasado como la verdad revolucionaria es inútil. La veneración de Kropotkin o Bakunin, Goldman o Malatesta sólo puede transformar la teoría y práctica anarquista en una pieza de museo, y los museos son por lo general muestrarios de lo que ha muerto.

Del mismo modo, un enfoque acrítico sobre las sublevaciones pasadas no nos hace ningún bien. La Comuna de Paris, España en los años 30, Hungría en el ´56, Paris en el ´68, etc. pasan a perder su significado desde una perspectiva revolucionaria proyectual cuando se mitifican. Las luchas en curso de las que surgieron desaparecen, y se convierten en reliquias, una serie de "gloriosas" derrotas. No tengo interés en participar en la creación de un Museo de la Anarquía y la Insurrección. Quiero crear la anarquía y la insurrección como realidades vivas.

Pero el rechazo a venerar y mitificar el pasado revolucionario no es lo mismo que sencillamente rechazarlo sin ambages. Al igual que el orden de la dominación tiene una historia que podemos examinar con el fin de obtener una mayor comprensión de cómo luchar contra él, también la lucha contra este orden tiene una historia, y afirmar sin más que es irrelevante para nosotr@s hoy, es sacrificar armas significativas que podríamos usar en nuestra lucha aquí y ahora.

Se ha dicho que para relanzar la apuesta por la revolución, "es necesario volver a poner el pasado en juego". Pero cuando se coloca en un museo para que sea venerado, o se le entierra en un cementerio para ser ignorado, el pasado no se puede poner en juego, porque ha sido transformado de una actividad, un movimiento de lucha, a una cosa muerta. L@s anarquistas y revolucionari@s del pasado desarrollaron sus análisis, teorías y visiones, no como doctrinas en las que creer, sino como armas para usar contra el orden dominante. Desde luego, muchas de ellas son irrelevantes ahora (algunas de ellas - el sindicalismo, el obrerismo, el formalismo y el fetiche de la organización y los números, la fe en el progreso y la tecnología- fueron probablemente obstáculos desde el principio), pero si nuestra intención no es simplemente promover una nueva ideología, una nueva fe revolucionaria; si nuestra lucha es por la reapropiación de nuestras vidas aquí y ahora y la destrucción de todo lo que se sitúa en el camino de ese proyecto; si nuestro objetivo es efectivamente la transformación de las relaciones sociales, la creación de un mundo sin dominación, explotación, jerarquía...; entonces veremos el pasado revolucionario como un arsenal que saquear, aprovechando gozosamente todo aquello que es útil para nuestra lucha actual. Si no podemos enfrentarnos críticamente con el pasado, no seremos capaces de enfrentarnos críticamente con el presente, y nuestra lucha actual será una pieza de museo, una simple vitrina de la ideología, otro juego de roles espectaculares que puede ser atractivo para los media, pero sin ninguna relevancia para la lucha real para destruir esta sociedad.

Revista Willful Disobedience Vol. 3 N. 1
Traducción Palabras de Guerra

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